Ópera basada en las Iniciaciones de los Templos Sagrados de Egipto.
Aquel 27 de Enero del año 1756, abría sus ojos en la ciudad austriaca de Salzburgo, un ser signado por la Ley Divina para sus grandes obras:
Wolfgang Amadeus Mozart. (Él siempre prefirió el nombre Amadeus por significar ?amado de Dios?).
Su padre Leopold era un notable músico de sólida formación que se desempeñaba como tal en la Catedral de dicha ciudad, ejerciendo funciones junto al Kapellmeister. De acuerdo a una tradición, se atribuye a Leopold una premonición sobre el recién nacido que trasmitió a sus familiares y amigos, diciendo que Dios se había dignado a realizar un milagro en Salzburgo por el advenimiento de Amadeus.
Otra singular anécdota, se refiere a un reportaje al gran músico italiano Gioacchino Rossini, en ocasión en que un periodista le preguntó cuál, a su elevado juicio, era el compositor más grande. ?Beethoven? respondió Rossini. Entonces, el reportero dijo: ?¿Y Mozart??. Rossini le dio esta respuesta excepcional: ?Usted me ha preguntado cuál es a mi juicio el más grande de los compositores musicales, y es Beethoven. Porque Mozart es la música.?
Amadeus a sólo cuatro años de edad ya comenzaba a demostrar su increíble precocidad en el dominio de las reglas que rigen el arte musical. Una tarde en la que varios músicos amigos de su padre tocaban en su casa, el niño de pronto les dijo a los violinistas: ?Paren de tocar porque están desafinados en un cuarto de tono?, hecho que comprobaron certero en medio del asombro que a todos les produjo la intervención de un niño de tan corta edad con tanta precisión y seguridad. A los seis años componía pequeñas piezas musicales bajo la supervisión de su padre. De Leopold Mozart como compositor solamente conocemos en nuestros días, la hermosa y delicada ?Sinfonía de los juguetes?, que hasta hace pocos años se atribuía a Joseph Haydn, hasta que se descubrió la partitura original.
Leopold fue consciente enseguida que Dios le había otorgado la paternidad de un genio. Ya estaba el antecedente de su hija María Anna (Nannerl), cinco años mayor que Amadeus, quién era también niña-prodigio en la ejecución en violín y clave, instrumento que ya estaba evolucionando al llamado pianoforte, inmediatamente anterior al piano que conocemos ahora.
Sin duda Leopold intuyó la oportunidad única que le brindaba la vida para hacer conocer a sus notables hijos, ganar dinero (que siempre era muy escaso para su casa), y salir del ahogo monótono y rutinario de Salzburgo,sede del Arzobispo que gobernaba dentro de un régimen muy severo.
Y así lo hizo, comenzando por ofrecer conciertos en las principales Cortes de su país, y del extranjero. Los niños, luego adolescentes, deslumbraron a todos con sus dotes maravillosas. Cuando Amadeus tenía catorce años, escuchó por vez primera un oratorio sagrado del músico italiano Gregorio Allegri (1582-1652), ?Miserere Mei, Deus?, de carácter secreto y que solamente se ejecutaba en Semana Santa en la Capilla Sixtina. El Vaticano excomulgaba a quién sacara copias de dicha partitura. Pero Mozart, al volver a su residencia, la transcribió al pentagramacon su prodigiosa memoria musical. Este hecho se produjo muchas veces en la corta vida del genio de Salzburgo, pero en este caso se trataba de una composición compleja y ardua de interpretar, con dos coros, uno de cuatro voces y el otro de cinco voces. Enterado el Papa Clemente XIV, no sólo no le dictó la excomunión, sino que lo enalteció, haciéndolo ?Caballero de la Orden de la Espuela de Oro?.
En esas agotadoras giras, el joven Mozart conoció y tuvo trato con los músicos más afamados de la época, a quiénes maravilló con su talento innato, sobre todo a Joseph Haydn, compositor preferido de la Casa Imperial de Austria, y con quién mantuvieron una mutua admiración y afecto hasta el final de la vida de Amadeus.
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Cuando analizamos el aspecto esotérico de ?La Flauta Mágica? de Mozart, debemos acordar con el Dr.A.Krum Heller, fundador de la Fraternitas Rosacrucian Antica y Comendador de la Iglesia Gnóstica, quién afirmó que Amadeus había accedido a Iniciaciones superiores de alto rango. (Krum Heller también englobaba en este carácter a Haydn, Beethoven y a Richard Wagner, recomendando escuchar sus obras para recibir ondas vibratorias de luz y energías inefables).
El argumento de esta joya lírica de todos los tiempos, contiene muy definidos los elementos de la Ciencia Espiritual más profunda:
Tamino es un Príncipe en plena juventud, y aquilata en su personalidad notables virtudes que realzan sus cualidades. Su gran ideal es el Amor, la Belleza y la Sabiduría. Con esos nobles propósitos, se lanza a la aventura sin medir ni pensar en el resultado de su andadura por lugares extraños. En este hecho vemos claramente delineado el primer paso que el Aprendiz debe dar por sí mismo, tal como un salto al vacío sin saber si habrá una red protectora por cualquier falla en el riesgoso desafío.
El argumento de la ópera nos presenta a Tamino como ?un Príncipe? sin aclarar de cuál Reino procede. Podemos inferir que él posee un espíritu de alto desarrollo evolutivo, y que por dicha circunstancia ha alcanzado un alto nivel de conciencia, que lo empuja a buscar la Ilustración verdadera.
Es un Príncipe, por lo tanto, heredero de un Reino, como en realidad todos los somos en la medida de nuestro crecimiento y desarrollo espiritual. Resulta obvio que para haber alcanzado ese estado de despertar de conciencia, su espíritu ha debido recorrer largos ciclos de perfeccionamiento, que son el patrimonio real de su Yo Superior que lo habilitaba con todo derecho para aspirar a la Iniciación Mayor.
Observemos que el nombre Tamino, contiene las vocales del mantram IAO que ofrece la particularidad de conectar a la glándula Pineal (sonido iiiiii), con el plexo solar (sonido A fuerte), y finalmente, con el centro coxial (sonido O grave).-
La Mitología Griega ? cuyas imágenes ocultaban los secretos Iniciáticos de Eleusis ? nos ofrece otro claro ejemplo de IAO en el nombre de Ícaro, hijo de Dédalo, arquitecto Iniciado que construyó el célebre Laberinto del Minotauro en la isla de Creta. Dicho laberinto simboliza la búsqueda del camino de liberación que el alma humana necesita para encontrar la salida de los senderos que se bifurcan por la potente ilusión de los sentidos físicos
Otro ejemplo mitológico con referencia al Laberinto, lo tenemos en Teseo, héroe que antes de internarse en ese terrible antro para enfrentarse al Minotauro, acepta el consejo previsor de Ariadna (donde la vocal A se destaca), quién le da un gran ovillo de hilo para que no se extravíe en el recorrido de los innumerables caminos del Laberinto. De esa manera, Teseo culmina su audaz cometido con todo éxito, matando al monstruoso Minotauro al que eran ofrecidas las doncellas cretenses.
El gran poeta de la Grecia inmortal, Homero, quiso así, como Iniciado que era, dejarnos en ?La Ilíada?, el trabajo que el espíritu encarnado debe realizar para transmutar al ?yo inferior? y salir airoso del Laberinto interno que le de la liberación, venciendo a la ensoñación del mundo material. Ariadna y su hilo conductor, representa la Divina protección que el ser decidido a vencerse a sí mismo obtiene con su valor y perseverancia.
Volvamos a la ópera del gran Mozart. En los tiempos en que transcurrió su notable vida, las representaciones en los teatros se anunciaban, antes del comienzo, con tres fuertes golpes de un bastón de ceremonias, dados sobre las tablas del escenario, llamando la atención de los espectadores y, a la vez, rememorando las tres llamadas del Guía que conduce al neófito en las puertas del Templo. (?Llamad a la puerta que se os abrirá?, dice el Evangelio).
La Obertura de ?La Flauta Mágica? es en sí misma, una joya musical, que se anuncia con tres fuertes toques de trompetas, con las que sin duda el compositor quiso remarcar el mensaje esotérico de la ópera.
Finalizada la bellísima Obertura, comienza a desarrollarse la obra. Vemos a Tamino desorientado corriendo dentro de un bosque tenebroso, alegoría de las fuerzas oscuras residentes en los instintos primitivos que todos llevamos dentro de nuestro cuerpo como rémora de la evolución.. Sumido en ese mundo hostil, nuestro protagonista siente grandes temores al verse solo en esos peligrosos parajes. De pronto aparece ante Tamino, una monstruosa serpiente gigantesca que se lanza a perseguirlo para devorarlo. Similar al Minotauro que antes comentamos, como representación de la oscuridad y del mal, es un vestiglo creado por nosotros mismos por nuestros pensamientos y acciones fuera de la Ley Divina. (esotéricamente se lo denomina como ?El Guardián del Umbral?).
Ante la terrible embestida de la gran sierpe, Tamino clama desesperado rogando ayuda a los dioses. Horrorizado, pierde el sentido y cae al suelo quedando a merced del monstruo.
En ese dramático momento, aparecen como surgidas de la nada, tres mujeres veladas y vestidas enteramente de negro. Cada una de ellas es portadora de una lanza grande de color plateado, con las cuáles enfrentan a la serpiente y la matan clavándoles las punzantes armas en el cuerpo.
De inmediato las tres entonan un canto de victoria y levantan sus velos, dejando ver sus hermosos rostros. Son jóvenes y miran con insistencia a Tamino que continúa desmayado tendido en el suelo. Comprueban la apostura y bella figura varonil del Príncipe de quién se enamoran, peleándose entre ellas por conseguir su amor. Le dedican melodiosas canciones e insinuantes caricias que logran despertarlo. Tamino queda absorto y confundido al ver a las graciosas jóvenes. Les pregunta quiénes son. Ellas le contestan que sirven en la Corte de la Reina de la Noche, que las ha enviado para socorrerlo, matando al monstruo.
Entonces el joven recuerda todo al contemplar el cadáver de la serpiente. Siente que su corazón se inflama por el agradecimiento, y les suplica que le digan la forma en que él pueda recompensarles tan inmenso favor.
Las damas le alcanzan el retrato de una joven de belleza excepcional, y le informan que se trata de Pamina, la hija de la Reina de la Noche.
Apenas Tamino contempla el hermoso rostro del retrato, queda subyugado por la etérea belleza del mismo, sintiendo en su íntimo ser que Pamina es el amor al que siempre había soñado conocer. Queda profundamente enamorado de Pamina con toda su alma y corazón, y no puede apartar sus ojos del retrato. Mientras canta una hermosa aria dedicada a su amada, ve asombrado y gozoso que la divina figura le sonríe y se mueve suavemente hacia él, como por arte de magia. Enseguida sus tres salvadoras le refieren un hecho terrible según el cuál un poderoso mago tiene secuestrada a su amada en un castillo-fortaleza.
Pamino azorado y lleno de indignación, a impulsos de su grande amor, siente una fuerza arrolladora que surge de su espíritu con potencia, y se ofrece para ir a rescatar a la Princesa.
En ese momento entra en escena un ser fantástico que es hombre pero con marcados tintes de pájaro, condición que bien se nota en su aspecto y vestido. Su nombre es Papageno, y sirve a la Reina de la Noche, buscando en las noches para ella, los pájaros más raros y bellos del bosque.
Papageno habita dentro del bosque en una covacha junto a los animalitos que allí viven y con los cuáles se entiende a las mil maravillas. Posee una especie de ocarina con la que tocando una simple escala musical, atrae a las aves para cazarlas y enjaularlas usando de gran destreza, ofrendándolas a la Reina de la Noche, de la cuál dice este simple pero bonachón muchacho, que ?ojos mortales nunca la han podido ver?.
Los pájaros que caza Papageno, representan a seres elementales que la Reina utiliza para ocultos conjuros signados por la fuerza lunar.
Papageno vive solitario, y por tal condición, sufre mucho ya que siente muy potente en su interior las ansias de amar y tener una compañera. Es sumamente locuaz , algo díscolo y malhumorado por la ausencia en su vida de una compañera, se queja y protesta todo el tiempo. Vive con la esperanza de que, sirviendo a los dioses, éstos le concederán encontrar a su alma compañera. Cumpliendo con su tarea nocturna en el bosque, se topa con Tamino que abatido y desesperado está sentado sobre un tronco de un árbol caído. De inmediato entablan una conversación, pero de pronto Papageno horrorizado ve el corpazo de la gran sierpe y se dispone a huir.
Tamino se burla de él con grandes carcajadas mostrándole que el endriago está bien muerto. Papageno entonces cambia por completo, ufanándose que él solo se bastó para eliminar al monstruo. Las tres damas de la Reina aparecen entonces y lo castigan por mentiroso, poniéndole una mordaza en la boca y una piedra sobre su cabeza.Es decir en términos esotéricos, que le obturan el habla, la palabra, (centro laríngeo), oprimiéndole la glándula pineal con una piedra, símbolo fundamental en la Alquimia Sagrada, ?laPiedra Filosofal?.
Papageno se las arregla para quejarse por el castigo, haciéndose oír con unos cómicos gritos guturales. Las jóvenes no le hacen caso alguno, y le dicen a Tamino que la Reina está muy complacida con él al comprobar el sincero amor que manifiesta por su hija cautiva, y que ha escuchado su juramento de ir a rescatarla del nefasto poder del mago secuestrador.
En tal momento, precedida por marcha triunfal, aparece la Reina de la Noche cabalgando sobre una luna en su fase media, símbolo vívido de que ella representa la fuerza lunar que, de acuerdo a la tradición ocultista, es la que mantiene en la ensoñación con sus efluvios a las mentes humanas, impidiéndoles el despertar solar de la conciencia crística.
La Reina luce espléndida, con regias vestimentas, rostro muy bello y porte majestuoso. Una fuerte irradiación de poder emana de su personalidad; Tamino y Papageno lo notan y quedan como hechizados.
La Soberana se presenta rodeada por su Corte de damas, todas jóvenes y muy hermosas. Perdona a Papageno y las damas lo liberan, recobrando el muchacho su alegría y locuacidad habitual. Mas la Reina ordena severa que mantengan completo silencio, y se dirige a Tamino alabando y ensalzando sus virtudes. Con triste acento y gesto grave, le informa que el poderoso mago raptador de su hija se llama Sarastro, que su poder es tremendo, y por artes de magia se introdujo en el Palacio Real y secuestró a Pamina.
Enseguida le dice ?tú serás su salvador?, y Pamino con la vehemencia de su ardiente amor jura por su honor a la Reina que irá adonde sea para rescatar a su amada. La Reina le jura que si logra hacerlo, Pamina será su esposa.
Para el desarrollo de toda esta escena, Mozart compuso un aria de gran belleza, con dificultades técnicas para ser afrontadas por las ?sopranos de coloratura? (voces tipo como de Lily Pons, María Barrientos o Lucía Popp)por dar algunos ejemplos, y que deben alcanzar el nivel de la partitura mozartiana que expresa, con su magisterio musical, las más altas vibraciones energéticas, portadoras de resonancias de superiores cualidades destinadas a elevar las psiquis de los oyentes con la inmortal belleza de su celestial inspiración.
La Reina se retira con toda su Corte, quedando en escena sólo las tres damas junto a Tamino y Papageno. Ambos jóvenes las acosan a preguntas, sobre todo Papageno que siente gran temor hacia Sarastro, descripto por la Reina y sus doncellas como un verdadero mago negro del mal más abyecto. Al ver el pavor y la negativa del muchacho para acompañar a Tamino, las damas le obsequian una bonita caja musical de campanillas, cuyos argentinos sonidos producen efectos maravillosos con sus vibraciones angélicas, que adormecen los instintos más feroces.
Las campanillas musicales que producen místicas tonalidades, son usadas desde antiguo en ritos de cultos y religiones diversas, no sólo en Oriente, Tibet, China, India, Japón, etc., mas también en Occidente. La Misa de la Iglesia Católica llegado el momento de la consagración del pan y del vino(la Transustanciación) suenan las campanillas produciendo una onda propicia para la elevación mental y la oración.
Es de justicia recordar aquí al compositor francés Leo Delibes, autor de una ópera de gran belleza cuyo argumento transcurre en la India, obra titulada ?Lakmé?, cuyo pasaje más conocido es justamente ?el aria de las campanillas?, en la cuál la cantante con su voz, debe dar las notas de las campanillas, aria que hiciera famosa a la inolvidable soprano Lily Pons.
Retomamos el relato; las damas le entregan a Pamino una Flauta Mágica, que, al sonar su melodía, produce un encanto tan acendrado al cuál nadie que lo escuche puede sustraerse, llevando alegrías al triste, y esperanza a quién se halla hundido en estados de pesimismo y desesperación. Sus sones aplacan asimismo las furias y las iras de los violentos e iracundos, aquietando sus febriles elucubraciones de crimen y venganzas. Y también otorga fuerzas y valentía, para vencer al miedo y al terror.
El prodigioso instrumento musical, fue tallado por las manos de un orfebre Iniciado, el padre de Pamina, quién para esa obra, se valió de la madera de un roble bicentenario del bosque abatido por un rayo en medio de una terrible tempestad durante la noche del equinoccio del verano boreal, 24 de Junio. (Noche en la que el Doctor Fausto hace el mágico conjuro, según la obra del mismo nombre de Goethe). Es notable que en esta fecha se conmemore al Precursor del Cristo, Johanan el Bautista, encendiéndose fogatas, recalcando el elemento del Fuego, propio de este gran Ser).
Las potencias de los elementales superiores de la Naturaleza, convocadas por el Iniciado, plasmaron de esta manera sus poderes en la Flauta Mágica . Los Druidas, consideraban que el muérdago crecido sobre un tipo especial de roble, era planta sagrada por su poder de rejuvenecer los cuerpos prolongando la vida. Por tal motivo se les apodaba ?los hombres de roble?. Sus principales ceremonias se realizaban en los bosques a la luz de la luna llena, donde las doncellas portaban el muérdago sagrado para que la Gran Sacerdotisa de los Druídas, los cortara con una hoz de oro. (Recordemos a Vercia, la Druidesa Gala que aparece en los últimos días de la vida del Maestro en ?Arpas Eternas?, que era Gran Sacerdotisa de su pueblo.)
Es Vercia quién enciende los fuegos sagrados en las colinas que circundaban el trágico Monte Gólgota o Calvario, para honrar al Espíritu Luz en el instante que consumaba su obra redentora con un sacrificio de tremenda inmolación.
La ópera del excelso músico italiano Vincenzo Bellini ? titulada ?Norma? toma esos ritos y lo transporta al escenario, creando una de las más bellas y místicas aria para soprano lírica: ?Casta Diva?, recreada por el talento de voces excepcionales como las de Claudia Muzzio, María Callas, y de Montserrat Caballé, entre otras grandes divas.
Norma, la heroína de esta ópera, como Gran Sacerdotisa de los Druídas, había hecho solemne juramento de permanecer virgen para ejercer su ministerio. El amor hacia un Tribuno de Roma, hace que traicione dicho juramento, y por tal causa, ella misma se condena entregándose a las llamas de la pira encendida por el fuego sagrado que el pueblo Druída mantenía siempre vivo.
Vemos también representada en esta Flauta Mágica, la mitológica del dios Pan que, con sus doce tubos, simbolizaba un arcano secreto de las ciencias ocultas, referidas a las secreciones hormonales del organismo humano ligadas a las funciones psíquicas y al poder creador de la palabra y de la potencia sexual, unificantes de las energías masculina y femenina creadoras del Hijo, resultando ser así la Divina Trinidad en la Unidad.
?Moisés, el Vidente del Sinaí?, nos ofrece una enseñanza magistral cuando narra los transportes espirituales del Maestro Antulio: ?Son los Esplendores y las Victorias, cuyas nupcias eternas son eternamente creadoras. Pléyades Gloriosas que habitan el Tercer Cielo. Los Esplendores forman el principio masculino, mientras que las Victorias forman el principio femenino?.
Dispuestos ambos jóvenes a emprender la peligrosa aventura, piden a las tres damas que les indiquen el camino para llegar al castillo de Sarastro.
Ellas se miran entre sí con perplejidad, porque no lo conocen. Indecisos todos ellos ante esa dificultad, advierten que desde lo alto, llegan tres hermosos seres angélicos con formas humanas de bellísimos niños. Los tres a coro, invitan a los valientes paladines para acompañarlos al Templo de la Luz. Tamino acepta de inmediato y se va con los niños en una especie de globo aerostático. Papageno rehúsa viajar de esa extraña manera; pero por su condición de hombre tan ligado a las aves, obtiene la guía de un elemental del aire con forma de pájaro, que lo transporta directamente a los aposentos donde está recluida Pamina. Asombrado de verse allí llevado de forma tan prodigiosa, Papageno asiste sorprendido e indignado, a una escena que lo trastorna. Un ser brutal, repelente, de oscura faz, es quién mantiene en su encierro a la dulce y bella Pamina. El cruel guardián, asedia a la doncella y ella lo rechaza duramente. Monostatos es el nombre de ese aprovechado guardián (observemos en este curioso nombre la incidencia del sonido grave de la vocal O, que repercute justamente en el centro coxial y las glándulas sexuales).
Muy apropiado ese nombre destinado a un personaje que manifiesta en todo momento una pasión carnal desmedida hacia la hermosa princesita, quién siempre lo rechaza con un asco profundo que sacan de quicio al guardián infiel, que cierra las puertas de la alcoba de Pamina con grandes cerrojos y cadenas. Pamina llora desconsolada, invocando a su madre.
Papageno, con su índice en los labios, surge ante ella que se asusta mucho ante la repentina aparición, pero el muchacho pronto la tranquiliza al decirle que viene de parte de su madre, la Reina de la Noche, y que un valeroso príncipe enamorado de la efigie de un retrato suyo, ha jurado rescatarla y pronto llegará. A continuación le alcanza un retrato de Tamino.
Al verlo, le sucede a Pamina lo mismo que a Tamino: queda deslumbrada y prendada del bello doncel, en un amor súbito indicativo de que dos almas gemelas se han encontrado en los tortuosos caminos de la vida terrenal, hecho muy poco frecuente que, como nos señalan las Ciencias Espirituales, resulta muy difícil que ocurra en el plano físico, debido al retraso evolutivo de las almas que lo pueblan.
Papageno le cuenta que sirve desde hace años a la Reina de la Noche, y que espera con el favor de los dioses, encontrar una compañera adecuada para él. Esta confidencia abre en el ánimo de Pamina, un ancho camino de buena esperanza y, asimismo, robustece su confianza hacia Papageno. Llegan a un acuerdo: escapar juntos para encontrarse con Tamino. En ese preparativo están, cuando inopinadamente aparece Monostatos. Al encontrarse con un inesperado personaje, tanto Papageno como el feo vigilante, se miden mirándose cara a cara. Una escena muy cómica, ya que los contrincantes demuestran temerse mutuamente, hasta que Monostatos lo echa violentamente al pobre Papageno. Debido a la conformación de su peculiar naturaleza, regresa de inmediato al aposento de Pamina, y entonces huyen a campo abierto, corriendo sin detenerse y sin mirar hacia atrás. Corren de prisa tratando de alejarse de la Fortaleza. Muy fatigados, toman un resuello sentados en un claro del bosque. Para esta escena, Mozart creó un dúo de serena belleza y alta inspiración, combinando las voces de soprano y de barítono, dentro de una partitura digna de su genio. La letra que entonan, exalta al Amor, diciendo que nada hay más noble y virtuoso que la unión conyugal del varón y de la mujer unidos por el verdadero amor, y expresa, en referencia a la Ciencia Espiritual,que esa unificación santificada por el amor, convierte a la pareja en ?dioses inmortales?, ya que ese momento del himeneo, sumerge a los actores en un estado de gracia que los hace canales de las divinas energías que, penetrándolos, los eleva al nivel de ?creadores?, en semejanza al Origen eternamente fecundo del cuál todo dimana y por el que todo existe y alienta: la Divina Esencia.
Wolfgang Amadeus Mozart , recibió ?Luz Iniciática? en una logia de la ciudad de Viena, dentro del ritual que sigue la Tradición llamada de ?Menfis-Mizraim?, proveniente de la Orden que trabajaba en los Templos del Antiguo Egipto que, como sabemos por las enseñanzas de las Obras psicografiadas por J.Rosalía Luque Álvarez, abrevan de las fuentes luminosas del Gran Maestro que las fundara en tiempos de Lemuria y luego en Atlántida. (ver ?Orígenes de la Civilización Adámica?, ?Arpas Eternas? y ?Moisés, el Vidente del Sinaí?).
En dicha Tradición Iniciática, las dos Columnas que sostienen al Triángulo con el Ojo Divino que todo lo ve, tienen varios significados, uno de los cuáles se expresa así: la Columna Joachim representa al Varón (potencia activa impulsora), mientras que la Columna Boaz, a la Mujer (potencia pasiva receptora). Ambas potencialidades se atraen eternamente con ansias de unirse en una sola, constituyendo la Fuerza inmanente de la Vida.
El Triángulo Sagrado simboliza a las Tres potencias, la Triada Divina, los tres planos primordiales: Espiritual (Origen) ? Mental (Mediador) ? Físico (Materia).
El OJO de DIOS en medio del Triángulo, significa a la Luz Increada que todo lo ve y todo lo imprime en sus Archivos Eternos.
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Los tres niños angélicos que conducen a Tamino, lo han llevado a un enorme edificio el cuál tiene tres portales, columnas, torres y cúpula. Allí los tres infantes se despiden del neófito, recomendándole que cumpla con firmeza tres virtudes: Valor ? Paciencia ? Silencio.
Cuando queda solo frente a la monumental construcción, Tamino la observa y exclama: ?Este es el Templo de la Sabiduría Sagrada; toda su conformación lo delata?. Intrépido se dispone a entrar, pero duda a cuál de las tres grandes puertas debe encaminarse, ya que no atina a saber cuál es el Portal de la entrada al Templo.
Por fin se decide y va hacia una de las puertas, pero un lejano coro de voces quedas y tonos graves le dicen que ésa no es la correcta; lo mismo le sucede en el segundo intento. Entonces ve que el tercer Portal está semi abierto, dejando escapar una tenue luz. Tamino penetra por dicho Portal con veneración y respeto. Un monje de venerable presencia se halla sentado ante un gran escritorio repleto de libros, mapas y pergaminos. Una calavera está enfrente del monje, quién escribe sobre un papiro utilizando una pluma de ave. (Esta escena alude a los ?tres viajes? que el neófito debía realizar para llegar al Templo, que es espiritual, mental y físico al mismo tiempo)
El monje alza la vista, divisa a Tamino que tímido espera en el umbral, y le formula la pregunta de ley: ?¿ Quién eres tú, que osas entrar a los atrios del Santo Templo de la Luz?. ¡Responde!?.
?Soy un peregrino que busca la Luz de la Sabiduría?, responde Tamino.
(Mozart muestra veladamente algunos de los pasos del ritual de la Iniciación del Aprendiz, en una logia masónica que sigue la Antigua Tradición de la Iniciación egipcíaca (Menphis ? Mizraim)
En ella, el monje que recibe al Aspirante, es el Hermano Vigilante que está de turno. A continuación le da al Vigilante su nombre y condición, y éste le pregunta: ?¿Es noble el propósito que aquí te guía??. Sin vacilar, Tamino le responde: ?¡Sí!, la causa que me trae al Templo es justa y noble porque obedece al amor!?, refiriendo que ha hecho un largo viaje para rescatar a su amada, raptada por un nefasto mago llamado Sarastro.
Asombrado por la respuesta, el Vigilante se levanta del sillón, y acercándose al postulante, le inquiere con severo rostro: ?Entonces, ¿tu odias a Sarastro??. Tamino le contesta afirmativamente. El monje coloca su mano sobre el pecho del joven diciéndole: ?¡Detente y no des un paso más porque te espera la muerte! Nadie que albergue odio en su corazón puede penetrar impunemente en el Templo de la Luz. Si afirmas que tu causa es el amor, ¿cómo puedes traer al odio contigo??
Al ver la rigurosa actitud del monje y sus razones, Tamino queda inmóvil y aturdido por lo inesperado de la situación. Pero se repone y le explica al monje que la razón de su aborrecimiento hacia Sarastro estriba en el hecho de que la madre de su bienamada, la Reina de la Noche, le ha confiado la misión de rescatar a su hija Pamina, secuestrada por Sarastro.
Ante la confesión sincera del joven, el Vigilante comienza a entrever la trama oculta que bulle detrás de todo el asunto. Se apiada del neófito, a quién juzga de noble naturaleza, y le señala con gran firmeza: ?Tú eres víctima de un conjuro urdido por esa mujer que te ha enredado en mentiras,
y por eso vas muy engañado, porque Sarastro es nuestro Gran Maestre?.
Confundido, Tamino le pregunta: ?Pero entonces, ¿Sarastro reina aquí??. El Guardián del Templo responde: ?Sí, Sarastro reina aquí en el Templo y en los corazones de todos los habitantes de este Reino?.
Por tal respuesta, Tamino cae en la desesperación, hija de la incertidumbre y del misterio, exclamando: ?¿ A quién creer, en quién confiar? ¿Cuándo la luz hendirá las densas tinieblas que me cubren??. Nuevamente, escucha un coro de voces lejanas que musitan: ?Pronto, pronto llegará para ti la luz, si te mantienes firme en la Fe y perseveras?.
Esas voces celestiales infunden en Tamino una gran esperanza y optimismo e irguiéndose de su postración, comienza a hacer sonar una hermosa melodía con la Flauta Mágica. Fortalecido, se atreve a preguntar a las voces: ?Venerables, decidme por favor si mi amada aun vive?. El celestial coro responde: ?Sí, Pamina vive???Gracias Venerables, gracias por vuestra bondad en responderme.?
La escena que se desarrollaba en un incierto claroscuro, se ilumina. El Templo y el monje desaparecen, y solamente permanece Tamino tocando una brillante y alegre melodía que atrae a los animalitos del bosque, que rodean al músico.
Este pasaje indica que el aspirante a la Iniciación espiritual, ha conseguido a su favor el respeto y la ayuda de Elementales Superiores de la Naturaleza, y que puede contar con ellos para el momento supremo de la ordalía final.
Pamina y Papageno siguen andando por el bosque, llamando a Tamino que no les escucha. Entonces Papageno saca de entre sus ropajes a su ocarina, haciendo sonar la escala musical de llamada, que es oída por nuestro héroe.
Van camino a encontrarse, pero aparece Monostatos con su legión de guardias demoníacos a quiénes les ordena encadenar y matar a los fugitivos. Papageno con su cajita musical hace tañer las campanillas, cuyo divino sonido obra sobre Monostatos y su corte del averno, de tal forma que, tomados de las manos hacen ronda entonando a coro alabanzas para las campanillas, quedando después adormecidos e inmovilizados.
En ese momento, suenan trompetas y timbales saludando la aparición del Gran Maestre Sarastro a quién el pueblo victorea alborozado y entonando hermosos poemas corales en su honor.
Nuestros dos jóvenes, desde los lugares en que se hallan, son convocados por los guardias, que los escoltan al Salón del Trono donde Sarastro preside la tenida.
Llegados a este punto del relato, debemos mencionar las tradiciones que dicen que Mozart, de acuerdo con su compañero de logia, Emannuelle Schilkender ? autor del libreto de esta ópera ? eligieron para el Venerable Maestro el nombre de Sarastro en honor de Zoroastro o Zaratrusta, el Gran Iniciado de Persia (actualmente Irán).
Monostatos se acerca zalamero haciendo grandes reverencias al Trono que ocupa Sarastro, informándole que él ha sido quién detuvo a los prófugos.
Es en tal momento, que los jóvenes amantes se reconocen al mirarse por vez primera. En un impulso irresistible ambos se funden en un abrazo.
Monostatos los reprende arguyendo que cometen una falta de respeto y que serán castigados por eso. Pero el espontáneo gesto y el amor que se refleja en los rostros de los jóvenes trasuntando dicha y felicidad, obran en el ánimo de Sarastro quién pregunta con dulzura a Pamina la razón de su huída del Templo. Ella le responde que Monostatos la acosaba permanentemente requiriéndola de amor pasional. Sarastro obra como juez, ordenando que el guardián infiel sea azotado por su traición, y expulsado del Templo. Desde ese momento, el odio de Monostatos que estaba en germinación, se manifiesta y crece en su corazón, hirviendo de ira contra Sarastro, los monjes, el Templo, y en general contra todos, jurando tomarse venganza.
En este pasaje podemos observar que, en realidad, el personaje de Monostatos, viene a ser el del enemigo secreto oculto dentro del Templo, lo que es decir, dentro del templo del cuerpo, y equivale al enemigo secreto que todos llevamos en nuestro ser interior hasta que logremos su transmutación, que es justamente uno de los objetivos primordiales de las enseñanzas y las prácticas de la Ciencia del Árbol de la Vida, cuyo fruto es el Bien Supremo, la liberación de las almas.
Sarastro, que amaba entrañablemente a Pamina, hace la más completa renunciación a su amor, y anuncia a los jóvenes amadores que, si ellos lo aceptan, procederá a iniciarlos en los Misterios de Isis y Osiris, advirtiéndoles que las pruebas que deberán afrontar son muy riesgosas, tanto que si fallaran en las mismas, podría costarles la vida. Mas si obtienen la victoria, serán depositarios de la Suma Sabiduría, en cuyo caso será él mismo quién consagrará sus bodas, otorgándoles su Reino, del cuál serán Reyes y Sacerdotes.
(Es decir, que Sarastro en su carácter de Gran Maestre, les transmitirá a los nuevos eslabones de la cadena infinita de los Iniciados, todos los poderes inherentes a la Maestría espiritual.)
Él, como verdadero Iniciado, tuvo la convicción que esa noble pareja puesta por la Rueda de la Vida en su camino, estaba formada por dos almas gemelas provenientes de un Ego Superior que, por designio de la Ley, se han encontrado en la vida de la carne para realizar una gran obra misionera a favor de una multitud de seres. Asimismo, comprendió que es un hecho de primera magnitud que lo obliga a él mismo a constituirse en su Primer Protector, a fin de guiarlos hasta que esas dos preciosas almas, sean unidas en la Luz, la Verdad y el Amor, y conseguir unidas la consagración final en las glorias de la Iniciación.
Para esa nobilísima finalidad, los neófitos serán sometidos a las pruebas deLos Cuatro Elementos Primordiales: Aire, Agua, Fuego y Tierra, que es la ordalía destinada a la pareja arquetípica representada por la Mujer (Isis), y por el Varón (Osiris). Si triunfan en esas probaciones, habrán conquistado el Reino, y serán Reyes y Sacerdotes por la sublimación de sus almas y sus cuerpos en el Amor Supremo que es la Luz Universal.
?haciendo de nosotros un Reino y una raza de Sacerdotes de Dios??.
?Los hiciste Reyes y Sacerdotes para nuestro Dios??(Juan:- ?Apocalipsis? ? l:5 y 5:10).-
Los amantes aceptan someterse a las pruebas. Los monjes sienten compasión por Papageno por la lealtad demostrada, y lo autorizan para acompañar a su Príncipe a los antros donde se desarrollaran las pruebas de la Iniciación. Papageno, lleno de temores, tiembla como una hoja al viento, pero un bondadoso monje lo tranquiliza prometiéndole que los dioses le darán una Papagena compensando su fidelidad. El muchacho entonces no duda más, y pleno de felicidad sigue a Tamino a una caverna oscura, repleta de esqueletos. En ese tétrico lugar no hay agua ni comida a la vista. El monje portero cierra la puerta, advirtiéndoles con rostro muy severo, que bajo ninguna circunstancia y suceda lo que suceda, les está permitido hablar, porque desde ese momento rige para ellos la ley del silencio.
Recordemos las Obras y enseñanzas de Fraternidad Cristiana Universal, cuando señalan que laprueba básica de los Aspirantes era, justamente la del silencio. En los Templos egipcios, una velada efigie de Isis con su dedo índice cruzando los labios, era lo que primero se presentaba a la vista de los postulantes, recordándoles la rigurosa ley, que era ineludible para los Iniciados: el silencio esenio, repetimos siempre. Y era de tal profundidad que no abarcaba solamente al habla, sino también a la lengua interna, o sea a la actividad mental, sin cuyo concurso no se obtiene la debida concentración del pensamiento, fundamental para obtener el Conocimiento. A su vez, esta exigencia del silencio, tiene otro gran significado: el neófito debe llegar a pedir la Luz de la Sabiduría, haciéndose como un niño, que nada sabe, ni siquiera hablar. ?Si no os hacéis como un niño, no podréis entrar al Reino de los Cielos?, dice Jesús de Nazareth en el Evangelio).-
Al rato de permanecer sumidos en el silencio (que Papageno deseaba interrumpir a cada momento por su locuacidad), aparecen en el antro una serie de visiones fantasmales horripilantes, calaveras que ríen, seres oscuros que los hieren con su desprecio, colmándolos de improperios. Nuevamente aparecen las tres hermosas jóvenes que mataron a la gran serpiente que acosaba a Tamino, en el comienzo de la ópera. Pero esta vez les presentan rostros airados, y les dicen que son unos imbéciles que se han dejado engañar por los viejos decrépitos del Templo, que, en realidad, son magos negros que los matarán de hambre y de sed, para llevarlos después al infierno. Exclaman: ?¡Qué Templo de la Sabiduría, esto es una cárcel de muerte!?, y se burlan de los postulantes. Tamino permanece sereno ante esas embestidas de las tinieblas, pero Papageno está lleno de miedo y quiere hablar, pero Tamino se lo impide.
Cuando comprueban que los jóvenes no ceden, cambian sus actitudes, y muy seductoras les dedican palabras apasionadas y caricias, incitándolos a la lujuria. Les dicen que están desaprovechando la juventud, que tienen en sus manos las delicias del placer. Papageno demuestra su debilidad y quiere hablarles, pero Tamino con gran energía y severidad, lo impide.
Han pasado la prueba de la duda y la tentación. Un foco potente de luz cae sobre las tres formas femeninas haciéndolas desaparecer.
Mientras estos sucesos tienen lugar, Pamina está sola durmiendo en su alcoba. Monostatos llega silencioso hasta ella que, en sueños, escucha las apasionadas palabras que él le dice en sus oídos, surgidas del ardor de su amor carnal. Ella está inmóvil, sometida en ese estado cuasi cataléptico al arbitrio del tentador. Pero de improviso surge como por encantamiento la Reina de la Noche. Al verla, Monostatos se retira rápido y en silencio.
Pamina despierta, y cuando ve a su madre quiere arrojarse en sus brazos, pero la Reina con imperativo ademán la rechaza, mientras su rostro toma un aspecto brutal de odio y venganza.
Se trata de la famosa escena conocida como ?aria de la Reina de la Noche?, en cuyo desarrollo apreciamos la magnitud del genio de Mozart, ya que no obstante el dramatismo que imprime la escena, debido al odio que trasunta la Reina hacia Sarastro y al Templo de la Sabiduría, ordenando a su hija que asesine a Sarastro dándole un agudo puñal para el crimen, la partitura mozartiana es de una belleza incomparable e inmortal. La Reina finaliza su incitación al homicidio, invocando a los ?dioses de la venganza?, y sale de la escena arrastrando su enorme manto negro.
Pamina presa de la desesperación al tomar conciencia de la verdad, cae al suelo desmayada. Llega Sarastro y la levanta, haciéndola sentar junto a él.
Ella le muestra el puñal y le relata llorando la terrible orden de su madre, rogándole al Venerable que tenga piedad de su madre.
Sarastro, en una hermosa aria para voz de bajo, le responde a la joven, diciéndole que en el Templo de la Luz no existe ni se conoce al odio, porque dentro de sus muros reina soberano el Amor, y que el perdón a los enemigos es ley. Pamina, admirada y ya serena, agradece la sublime lección que el Iniciado le ha dado, y le pregunta cuándo podrá encontrarse con su amado, prometiéndole Sarastro que muy pronto podrá hacerlo.
Los monjes separan a Tamino y a Papageno, dándoles celdas distintas. El joven cazador de pájaros siente abatimiento profundo por su obligada soledad, y para colmo de males, está sediento. Trata de amenguar sus penas, haciendo sonar las campanillas, con cuyo concurso entona una canción llena de fresca belleza, pidiendo a los dioses encontrar pronto a su alma compañera. Entonces, aparece una anciana envuelta en mantos, que muy encorvada y rostro velado, se acerca al muchacho y le da de beber. Entablan una charla animada y cómica, porque la anciana con voz cascada declara su amor a Papageno, que se ríe estruendosamente de tal propuesta. Pero todo cambia, cuando la viejecita levanta su velo mostrando la realidad de una joven muy agraciada y simpática. Papageno queda atónito y al preguntarle el nombre a la bella criatura, ésta le dice: Papagena y en el mismo momento desaparece por los vericuetos del lugar. El muchacho, loco de alegría y de amor, se lanza en su busca llamándola con insistencia.
Por su lado, Tamino permanece en su celda de reflexión, obedeciendo rigurosamente la ley del silencio, a tal punto riguroso que, cuando llega hasta él su amadísima Pamina, él no responde a sus requerimientos ni le habla una sola palabra. Con esta actitud, tan dolorosa para él, Tamino demuestra de manera inequívoca que está dispuesto al sacrificio para obtener la Ilustración.
Pero ella nada sabe de la prueba del silencio, pensando que su Príncipe ha dejado de amarla y por eso la rechaza. Ese pensamiento le produce una inmensa tristeza y la deprime al punto que toma el puñal que le diera su madre, para suicidarse. Mas, los tres niños angélicos que la observan, se presentan ante Pamina, diciéndole que la conducta de su amado se debe a un juramento de honor que hiciera para guardar silencio, pero que la ama con toda la fuerza de su corazón.
La Princesita siente que los cielos se han abierto otra vez para ella, y corre hacia el Templo, presentándose ante Sarastro y los monjes que lo están acompañando en un coro solemne, donde ruegan a Isis y Osiris que asistan y protejan a los jóvenes aspirantes al Divino Saber.
Tamina, con el valor vehemente que produce en su ánimo el amor verdadero, le ruega al Gran Maestre que le permita acompañar a su amado en las pruebas que aun le falta encarar, que son las peligrosas ordalías delAgua y del Fuego. Zarastro y su Consejo de Iniciados, resuelven acceder al pedido de la joven, debido a que ambos son almas gemelas y, por esa causa, es Ley de Justicia que aborden juntos los enigmas de las pruebas finales.
De inmediato, Sarastro y los monjes, a coro, elevan sus oraciones rogando a los Guías Superiores que protejan a los aspirantes, y que si mueren en el intento, tengan piedad por sus almas porque han buscado con valor, el Bien y la Luz.
Dos fornidos guardias enfundados en vestiduras de guerra y blandiendo espadas, custodian a Tamino a la entrada del ?antro del terror?, según le dicen. Sobre la puerta de la caverna, un cartelón advierte a los neófitos sobre el paso que van a dar y sus peligros, muy amedrentador por cierto. (Algo parecido al que según Dante Alliguieri ostenta la puerta del averno:?Lasciate ogni speranza voi che entrate?). (Perded toda esperanza los que entráis).
En ese dramático momento, aparece Pamina llevada allí por uno de los monjes. La alegría de Tamino es inmensa, más aun cuando ella le entrega la Flauta Mágica diciéndole que está autorizada para acompañarlo. Por fin entran al Reino del Fuego, donde ven cosas terribles y mil peligros tratan de apartarlos de su ruta. Tamino va recorriendo el tortuoso sendero, tocando en la Flauta una melodía serena que retempla el valor de los aspirantes. Así alcanzan la salida de ese túnel, y gozosos cantan abrazados, antes de penetrar en los Mundos del Elemento Agua. Vuelven a caminar con determinación el recorrido que les muestra los misterios de ese Reino, algunos de ellos, tremendos. Tamino sigue con las melodías del prodigioso instrumento, y finalmente culminan las pruebas con todo éxito.
Ambos amantes, han vencido el terror a la muerte física y han asimismo transmutado sus cuerpos internos inferiores, trastocándolos en Luz. Todos sus mundos internos en sus diversos estados, dimensiones y densidades, son ahora luminosos a la visión espiritual, e irradian energías superiores. Han logrado conectar al Instructor Interno del centro cordial, con el que rige para los centros pituitarios y de la glándula pineal.
En palabras teosóficas, saldaron sus deudas kármicas, pagándolas con la Iniciación realizada con el sacrificio voluntario y consciente, de descender a los ?infiernos?, que son los mundos interiores sumergidos en tinieblas, para así rescatar a miríadas de seres atómicos creados por ellos mismos a través de inmensas edades evolutivas, y llevarlos hacia los centros de Luz que son sus patrimonios, creados por ellos mismos en tales inmensos ciclos de desarrollo evolutivo.
Han entrado al Reino de Dios en la Conciencia de la Realidad. Por tal motivo, son Iniciados Mayores en la Ciencia Sagrada Superior, que es la Ciencia del Árbol de la Vida, aquél que menciona el Génesis bíblico. ("El que tenga oídos, escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias": "Al vencedor le daré de comer del Árbol de la Vida, que está en el Edén de Dios" Juan - Apocalipsis - 2/7.-)